viernes, 22 de junio de 2012

Vivir quince mil vidas 

 (Tomado de Segunda Cita)

 

Wichy Nogueras. foto: srd
Por Manuel Orestes Nieto *

Pasan años y ocurren libros, y en el centelleo de la recurrente memoria hay escritores que siempre están, en la evocación y en el momento inesperado.  Eso me ocurre -y creo que le ocurre a muchos poetas cubanos- cuando, como un duende alegre, Luis Rogelio Nogueras reaparece, ocurrente, natural y de talento desbordante.

En mi caso, a fines de los sesenta y en los setenta, mucho le debo a la poesía cubana y mexicana que entonces se hacía, a esas novedades del lenguaje, libre, coloquial, cercana a nuestras vidas.  Y de ellos, supe de ese joven y prematuro escritor, que escribió Cabeza de zanahoria y ganaba la primera versión del Premio David de la UNEAC, que fundaba El Caimán Barbudo, que se adentraba en la cinematografía, que trabajaba en una imprenta y que era zapador del género policial en Cuba, al punto de que Y si muero mañana lo coloca como un imprescindible del género.  Leer Imitación de la vida fue constatar que Wichy, a los 37 años era dueño de un lenguaje personal de amplio espectro y que sus ocurrencias y sorpresas, sus propuestas fílmicas o narrativas, se apelotonaban en una efervescencia notable y se enlazaban con su arco poético, sin duda, el más potente rotor de los géneros que cultivó a lo largo de su corta y alada creación literaria.

Cuando viene al caso, no lo pienso sólo; siempre está cosido a sus amigos, a Víctor Casaus y a Silvio; así llega siempre esa imagen fraterna de la cultura cubana y sus artistas.  En Panamá, un puñado de jóvenes poetas lo leíamos y Pedro Rivera, poeta y cineasta como él, nos traía de Cuba los libros y las novedades del ICAIC; citábamos versos de Luis Rogelio Nogueras y de Roque Dalton, de su Taberna; queríamos conocer a Roberto Fernández Retamar, ir a Cuba.

Por eso y mucho más, el más vivaz y representativo poeta de su generación, el cometa estelar y naranja como él, bien tiene ganado vivir las quince mil vidas del caminante.

 Escritor panameño, Premio Casa de las Américas, 1975. Premio Honorífico de Poesía José Lezama Lima de Casa de las Américas, 2010.

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