Vuelo
Noche. ¡Qué noche aquélla! ¡Tormentosa!.
El mundo entre relámpagos ardía
mientras mis labios besaban la rosa
que entre tus muslos tersos florecía.
Éramos un suspiro incandescente
devorando eternas ansiedades
sobre aquélla cobija transparente.
Éramos dos cobrando soledades.
Descubrimos que Dios es algo bueno:
Al cabo nuestros nudos desataba.
Y volé de la punta de tu seno
justo cuando tu cuerpo sollozaba
para ascender en mí, frágil, sereno,
al reino de los cielos... que esperaba.
***
Carlos Rodríguez Almaguer
CUBA
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