Abril sus flores abría (*)
-Lorenzo Suárez Crespo (30 marzo 2013)
Todos los caminos conducen a Roma… y acá , en Pinar del Río los sábados por la noche, a la Casa de la Décima Celestino
García, en esa convocatoria mágica de la música y el verso improvisado
como expresión de jubileo y cubanía. Poetas que desafían las distancias
como Félix López, El Minerito o acaso Juanito Rodríguez; el primero
desde Minas de Matahambre y el otro desde la Meca del
Tabaco, San Juan y Martínez, unen sus voces a los improvisadores del Ranchón en una confluencia de amor y versos.
Ha sido el mes de abril, en sus comienzos, el que abrió sus flores para darle al Jardín de las Malaras de la Estrella
de Occidente, el regalo de dos voces inmortales: Benito Hernández
Cabrera (El Viñalero) y Juan Cecilio Cruz. El primero vio la luz en aquel valle paradisíaco un día 3 de abril de 1912 mientras que Juan Cecilio Cruz, el bardo de Bahía Honda, pueblecito costero del norte de la provincia y no menos bello, nacía un 1 de abril, pero de 1920.
Aún
algo lejos de las quietas y emblemáticas aguas del Guamá donde el
Ranchón, lentamente, va cobrando altura en la reconstrucción bajo el
amparo de sus devotos adoradores, los amantes del guateque pudieron
disfrutar de una noche plena de versos, de recuerdos y evocaciones
alternando con el ritmo de los bailables.
Además
de los habituales espacios de los pie forzados, las tonadas y los
diálogos poéticos, se presentaron dos plegables contentivos del homenaje
a estos padres fundadores que desde la memoria colectiva, pasando por el fenómeno de la oralidad, ya marcan huellas indelebles en las publicaciones manuales de la Casa de la Décima en sus Ediciones Amauta.
Tanto
Juan Montano, director, como Lorenzo Suárez, promotor cultural,
expresaron brevemente la importancia de estos poetas, tanto en su
herencia lírica como en las virtudes de su humanismo en la condición de
patriarcas.
Se les dio lectura a algunas de las malaras y de hecho la invitación a consultar las obras de estos poetas que forman parte de nuestro patrimonio cultural.
Nuestros versos se unieron a los de estos padres fundadores y los ecos laudatorios brotaron como homenaje.
Juan Montano expresó:
¿Benito, quién nos diría
que aún reinara tu canto
y que vives tanto, tanto
en voz de la poesía?
Tu verso, policromía
dispuesto a todo detalle
va dibujándole el talle
al paisaje, fauna y flora
con tu verso que le dora
la agreste silueta al valle.
Mientras, Lorenzo evocaba a su paisano Juan Cecilio Cruz, fundador de las Noches Campesinas en Bahía Honda.
Más allá del espejismo
del tiempo con su misterio,
aún se palpa el magisterio
de tu acendrado humanismo.
Juan Cecilio, eres el mismo,
esencia de luz que emana
de tu verso y nos desgrana
en inmortal esplendor
el exquisito sabor
de la malara cubana.
Así
despedimos la noche de este sábado en la comunidad del Reparto Celso
Maragoto donde la vecindad reta el polvo de las callejuelas y el
airecillo frío de invierno para reafirmar en sus vocaciones cubanísimas que las raíces campesinas aún laten en los que, hijos de su tiempo, las añoran y defienden.
(*) Verso de Nicolás Guillén.
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